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El Peso de la culpa

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5 Comments

Juan Carlos

Hola Omar Once, recien leo tu mensaje (este sitio web no envia avisos cuando alguien deja un comentario. antes si lo hacia y permitía responder). Bueno, la vida es como es... que decirte... todos estamos aquí por una razón y esa razón guía nuestro destino, y yo siempre digo que hay cosas que debieron pasar, en fin... its Life. me alegra estar contacto. saludos Juan Carlos

June 3, 2019

Omar Once

Tal vez no podremos cambiar la realidad, sino la forma de verla, y si te diste cuenta. Estás rodeado de personas maravillosas, de momentos únicos,

January 29, 2019 Cozumel

Omar Once

En tus palabras encuentro consuelo, no eres el único. A veces no nos damos cuenta lo afortunados que somos de tener salud y perderla. Hoy por hoy la infección de VIH no es una sentencia de muerte, sino una sentencia de vida. Te hace disfrutar los pequeños momentos como si fueran los últimos, te hace ver que no estás ganando años, sino perdiendo vida, y le da sentido y dirección a nuestra diminuta existencia. Yo soy profesional de la salud y soy VIH +, es una carga, tal vez no podamos cambiar la

January 29, 2019 Cozumel

Juan Carlos

José... muchas gracias por tus palabras, y por el tiempo que has invertido en ellas. Yo las aprecio mucho... pero no sé que me pasa. Me siento como bloqueado... como si el sentimiento de culpa no encontrara salida desde dentro de mí. Como si quisiera salir de mi pecho pero talvez yo no lo dejo...porque a pesar de todo... creo que es mío, que soy el responsable de esto... que tengo que arreglarlo de alguna manera.. que yo soy el responsable de la vida de esta persona... todo esto es un lío demasiado inmenso para mi. Trataré de hablar con mi psicóloga a ver si hay alguna forma en la que ella me ayude... no existe forma de decir como me siento. Gracias de todos modos por ser un buen amigo.

October 8, 2007

Bluemoon

Hola Juan Carlos, Realmente hay dichos de la sabiduría popular que vienen muy a cuento con lo que te está pasando como el de “nunca hay dos sin tres” o el otro más tremendista de “las desgracias nunca vienen solas”. Sin embargo también otros como uno que solía usar mi abuela gallega “nunca é mais negro o corvo que as ás” (nunca es el cuervo más negro que las alas) nos vienen a decir que ante los peores presagios que nos podamos plantear a veces, el futuro no siempre resulta ser tan oscuro. O bien, interpretado de otra forma, no hay pena o problema que no seamos capaces como seres humanos, de superar. No quiero parecer pedante con un mensaje del tipo “been there, done that”. Pero es cierto, he estado ahí. Seguramente todos, en algún momento, de alguna forma, a lo largo de esta enfermedad nos hemos planteado esa desagradable duda: ¿quién me infectó? o ¿habré yo infectado a alguien? Creo saber que me infecté a través de una pareja con la cual tuve una relación corta pero complicada. Poco tiempo después de nuestra ruptura me comunicó que se había enterado que era seropositivo al vih. Fue en el año 1985 y aquí en España en esa época todo esto sonaba muy lejano y confuso como para preocuparse demasiado. Yo simplemente por otras circunstancias que no vienen al caso, no le creí. Años después, en 1996, sin haber vuelto a saber nada de él, ya habían pasado dos años de mi diagnóstico cuando supe de su muerte. Fíjate que he dicho “creo saber”, y es así porque un día yendo a consulta con mi médico, coincidí con otra persona con quien había tenido otra relación también de corta duración y tras la cual se fue a vivir a otra ciudad por lo que no había vuelto a saber nada de él. Venía a consulta pues también era vih+ . Después de haber estado grave con un sarcoma de kaposi, había regresado a la casa familiar. Esto me planteaba ahora la duda de si yo le había contagiado a él o él a mí y no quien había creído hasta entonces. En el año 1994 cuando me enteré, yo llevaba en pareja nada menos que seis años con una persona que nunca se contagió a pesar que siempre habíamos practicado sexo sin protección hasta ese momento, pues en nuestra ignorancia y confiados en nuestro amor, dábamos por hecho que si no teníamos ningún síntoma de enfermedad esto era indicador más que suficiente de nuestro estado de salud real. Por otra parte también surgía la pregunta ¿si en seis años de relación no había contagiado a mi pareja, cómo podía explicarse que en alguna de esas dos breves relaciones anteriores hubiese ocurrido la infección? Como ves, las cosas con este virus no siempre resultan tan sencillas de resolver como saber cuánto es dos más dos en Matemáticas. ¿habrás infectado tú a esta chica o habrá sido ella quien te infectó a ti?, ¿estaríais ya infectados ambos, antes de ese encuentro? No estamos hablando de promiscuidad, no estamos hablando de actos delictivos ni impuros, eso no tiene nada que ver en este asunto más allá de nuestra propia y subjetiva percepción moral de las cosas, pero alejada de la Biología y de nuestra realidad humana. Estamos hablando de personas que expresan sus sentimientos de la forma y con las herramientas que la Naturaleza nos ha dotado: con las palabras, los sentimientos y el sexo. De alguna manera esa pregunta fundamental que resuelva la cadena interminable de casos, no tiene sentido; buscar el caso cero es a día de hoy imposible y la secuencia por desgracia está muy lejos de detenerse por muchos motivos muy diferentes a la “culpa”. Es más, a estas alturas de la pandemia no es tanto la utilidad de esa respuesta sino la importancia de dedicar los esfuerzos de búsqueda en otros campos que permitan, por una parte a los médicos y científicos encontrar sino la cura definitiva, lograr al menos una mejor calidad de vida para los enfermos en tanto que se vayan produciendo avances en el conocimiento de la infección y también por otra parte, a través del conocimiento que se pueda generar en el intercambio de nuestras experiencias; las de los propios afectados, o infectados como distinguía alguien hace tiempo al reconocer que nosotros somos “infectados”, los “afectados” son nuestros seres queridos que sufren la enfermedad aunque no sea en su propio cuerpo. Nosotros, que con nuestra voz ayudamos a advertir que esto le puede suceder a cualquiera y lo que significa vivir con este condicionante; que aportamos con nuestras experiencias, el factor humano del que carecen los áridos datos científicos y que ayudan a comprender la verdadera dimensión de drama que arrastra esta pandemia. Nosotros no somos culpables de estar enfermos, en todo caso los verdaderos culpables podrían ser los Gobiernos que teniendo hoy día la información, los medios y los recursos para ayudar a minimizar el impacto de esta enfermedad se cruzan de brazos impasibles y miran hipocrítamente hacia otro lado. Lo fundamental aquí es que si esto ha ocurrido como pensamos ahora que pueden haber sido las cosas, no viene sino a demostrar que hemos sido víctimas inocentes de nuestra ignorancia (de esto nadie es culpable), que no hemos provocado ningún daño deliberadamente, que simplemente y en última instancia hemos sido irresponsables por no advertir el peligro en nuestros actos de amor. Me despido de ti citando algunas frases de los escritos con los que introduces tu post y con tus propias palabras esperando que te ayuden a reflexionar sobre lo que ha sucedido, que te ayuden a reencontrar esa paz interior: “Algunas personas conscientemente hicieron algo que no deberían haber hecho… Otros aceptan la culpa sobre lo que ellos no tenían control... La culpa, como todas las otras reacciones a esta infección, es sentimiento natural del ser humano. Tarde o temprano en sus vidas, la mayoría de las personas se sentirán culpables por algo, a veces de manera justificada, a veces no..." “Puede designar un estado afectivo consecutivo a un acto que el sujeto considera reprensible, el sentimiento de culpabilidad se postula en psicoanálisis como sistema de motivaciones inconscientes que explican comportamientos de fracaso, conductas delictivas, sufrimientos que se inflige el sujeto, etc.” Cito también tus propias palabras: “Alguien me dijo alguna vez... que cuando uno hace un daño... este debe repararse y pedir perdón. Y que el perdón nos libera de la culpa… talvez necesitaba que me dijera "te perdono"... Ella me dijo que no me preocupara... que no todo había sido mi culpa... que había sido un descuido y un error de ambos... ¿talvez mi propio y estúpido orgullo ante Dios y los demás de poder decirles: "yo nunca le he hecho mal a nadie"?...” ¿Cómo sabía que había sido yo el responsable de la infección? ¿Cómo saber que no fue a la inversa? ¿Acaso no fue responsabilidad de cada uno el usar o no usar condón? (aún cuando con ella acordamos no usarlos a su petición, ya que pensamos que nuestra relación se transformaría en algo formal)… Mi mente me fustigaba por no sentirme todo lo culpable que debería sentirme. Y acepté... Quise hacerme responsable por el daño”… Personalmente pienso que ahora es un buen momento para que ambos demostréis la calidad humana de la que estáis hecho.Tú la estás demostrando con tu actitud de acercamiento y ayuda hacia ella y ella también con su respuesta ausente de reproches y carente de culpabilidades.El pasado ya no existe y el futuro está todo por hacer,ahora os unen otros lazos aparte de la amistad y ambos podéis ser de ayuda para el otro en los momentos difíciles. Un abrazo y mis mejores deseos

October 8, 2007

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